Está, vendrá, pasó, habré, debí, prometo…
Ya en el colegio nos enseñaron los tiempos verbales, largas clases de gramática aburridas. El profesor explicaba el presente pluscuamperfecto del verbo vivir mientras tú pensabas de qué te serviría eso en tu vida. «De nada, no me servirá de nada» y te enfadabas. Una pérdida de tiempo, tú soñando con ser astronauta, arqueólogo, médico o cocinero y Don Enrique insistiendo en el Pasado Perfecto.
Pues los necesitamos, con el paso de los años ves que se convierten en el tesoro más preciado para una persona. Dictamos nuestra vida alrededor de los tiempos verbales: Pasado Perfecto, Futuro Perfecto, Pasado Simple, Presente…los nombres son curiosos cuanto menos.
Y así vamos formando nuestros días, haciendo del Pluscuamperfecto nuestra bandera, pensando en lo que habrá de venir, intentar olvidar el Condicional Perfecto: lo que debimos hacer y no hicimos…Dicen que de lo peor que te puedes arrepentir es de lo que no se hizo, es decir, este Condicional Perfecto se convierte en nuestro fantasma, es aquello de lo que hay que huir, ¿o no? Arrepentirse es parte de este recorrido verbal que conforma nuestra vida.
El Futuro se ve lejos, y más si hablamos del Perfecto. Vamos a centrarnos en intentar dilucidar el Simple, que ya es bastante más de lo que podemos imaginar. Si hablamos del Pasado, borrar el Imperfecto; mejor recordar el Pasado Perfecto Simple: decisión hay que tener hasta en los recuerdos, lo que digamos de lo vivido que sea con fuerza, ya no se puede cambiar, como decía aquel. ¿Para qué quejarse? No sirve de nada.
NUESTRO presente mejor quitarle el apellido; tener el aquí y ahora sin más. Contigo.
Vivir, reír, llorar, amar…Disfrutar el Infinitivo, mantener despierto el Futuro y poder sonreír al recordar el Pasado.
Feliz 2012.

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